23.2.09

Las fronteras se cruzan de noche.


Este fin de semana he terminado el libro "Las fronteras se cruzan de noche" .

Duro, muy duro, el autor, el periodista Xaquín López, consigue meterse en un bus que hace la ruta por el golfo de guinea con niños esclavos, los niños son comprados a sus padres en Benín con el fín de trabajar en los campos de Cacao de Costa de Marfil o en las canteras de Nigeria.

Niños a partir de 5 años, los cuáles por culpa de la poligamia y la extrema pobreza están condenados a vivir siendo esclavos, y lo más seguro es que vuelvan a sus pueblos, convertidos en traficantes tambien.

Es un libro actual, el autor hizo el viaje en 2007...

Os dejo un par o tres de parrafos... hay muchos que son duros... así que los he escogido un poco al azar.

"llevábamos más de una hora de reunión y a mi me parecia que Agustin habia avanzado poco, pero era mi puro desconocimiento del fon y de los gestos teatrales que lo acmpañaban. Me pidió la libreta y mi bioli, y empezó a apuntar los nombres que los padres iban dictando: en cinco minutos ya estaban los cinco de la caravana. El acuerdo era que por cada niño Agustin pagaría diez mil francos, unos quince euros, y por el mayor, quince mil. Es el precio que tiene la esclavitud en el Golfo de Guinea."

"los carteles a la entrada de los pueblos seguían pidiendo stop al maltrato infantil, pero ése no era el problema, o eso creía. ¿Pero a quién le importaba el problema? A un yovo (hombre blanco) que se limitaba a tomar nota desde la ventanilla de un autobús y a pasar página; a los consumidores occidentales que necesitan el cacao marfileño para endulzar su paladar, mientras lavan su conciencia a través de las ONG; al que lee este libro y se identifique co ntantas infancias truncadas; al viajero africano que cruza las fronteras de noche como un ritual de iniciación a un mundo misterioso y prohibido. A todos ellos, yo el primero, no nos preocupa en absoluto el problema, no nos quita el sueño más allá de un lastimero canto por África. Mientras tanto los autobuses siguen su camino, los niños, la maldición de su destino, y el continente se desangra lentamente por los labios partidos por una bota militar"

"la orilla del río Ogun, las canteras de la selva de Abeokuta o las plantaciones de cacao de Meadji; da igual un lugar que otro; da igual una explotación que otra; da igual que el niño se llame Samuel, Bertin o Joachim; da igual que el traficante se llame Agustin, Joseph o Victorin; a la infamía todo eso le da igual, porque su historia no se escribe con nombres propios sino con cestos de arena y de habas de cacao sobre la cabeza o con picos cavando una foza"

Recomendada su lectura, totalmente, aunque duela, hay cosas que hay que saberlas.



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6 comentarios:

mar dijo...

Este tipo de historias son un bofetón de realidad y me hacen sentir una mierda. ¿Qué podemos hacer? No lo sé. En todo el mundo hay gente que muere de la forma más horrible e injusta, niños condenados a una vida de sufrimiento y horror y no tengo ni idea de lo que podemos hacer para que estas cosas no pasen

Anónimo dijo...

Pienso lo mismo, que aunque duela hay que saber lo que pasa. La pregunta es: ¿cómo ayudar?¿cómo acabar con la esclavitud de niños que son explotados para satisfacer nuestras ansias de consumo?
un abrazo

F.F dijo...

El libro también lo recomiendo en mi blog corazonesafricanos porque refleja la vida tal y como es para muchos niños africanos, lejos de caprichos y derechos básicos. Es muy triste sobre todo porque hay mucha gente que no tiene ni idea de que ocurren estas cosas.
Bicos
Fátima

Sonia dijo...

Me lo apunto. Gracias
Sonia

Tus Papás dijo...

La verdad es que después de leer éstas estrofas he decidido comprarme el libro.
saludos.

Kinshasa dijo...

Estoy contigo,aunque duela hay que saber lo que pasa.Lo leeré.

Besotes

Teresa